Beberás del cántaro de ilusión.
las mieles de mis febriles tesoros,
dulce elixir que mana de mis poros,
invitándote a la demente acción.
Dominado por tu fuerte adicción,
haces que olvidemos nuestros decoros,
de frenesí se suceden mis lloros,
bajo la sombra de la seducción.
Arrullados por ese descontrol,
nos entregamos a nuestra lujuria,
deliciosa melodía en bemol,
desatando cada vez más la furia.
Fundidas la ansias en ese crisol,.
presa en sus flamas sentí que moría.