sábado, 27 de marzo de 2010

DELICIAS DE UNA NOCHE

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Natacha, una bella mujer de casi cincuenta años, no se notaba el paso de los años, por el contrario, estos habían sido generosos con ella, de hecho cuando le preguntaban la edad, se permitía decir unos cuantos menos, una mujer culta, femenina, muy suave, que la hacían aún más, apetecible. Hacia tiempo que estaba sola, se había divorciado después de algunos años de matrimonio. Desde el momento que se quedo sola, se había dicho a si misma que se permitiría vivir un gran amor, sólo si este valía la pena, pero de algo estaba segura, quería un hombre mucho más joven que ella, siempre tuvo la fantasía que los hombres más jóvenes, tienen menos problemas que aquellos que pasan los cincuenta, son más pasionales, más vehementes, a la hora del amor, no tienen limites, pues ella en verdad no los tiene, es capaz de estar toda una noche haciendo el amor, con la misma pasión del comienzo, de hecho, ese era el problema que tenía con su ex marido, necesitaba cada día, vivir esa pasión arrolladora que tenia adentro y el no le correspondía de la misma manera.
Una mañana, en el trayecto a sus actividades, conoce a un hombre, alto, de impecable traje, muy elegante, ambos cruzaron sus miradas, él le esbozó una sonrisa, ella sintió que se le movía el mundo a sus pies, sabía que mientras durara ese viaje irían jugando con sus miradas, ella pensaba, ojala bajaran en la misma estación, pero sentía seria mucha coincidencia Ya llegaba a destino y tuvo que bajarse, al salir de la estación, descubre que él también había bajado detrás de ella, se vuelven a mirar. Acercándose él, le pregunta, - ¿tienes tiempo para un café?, A lo que ella accedió. Él, un joven algo más de treinta años, muy caballero y extremadamente seductor, Nachata estaba impactada, después del café, quedaron en encontrarse al día siguiente por la tarde. La ansiedad hasta el encuentro, era terrible, su imaginación volaba.
Y llego el momento del encuentro, ella, muy nerviosa, era la primer cita después de su divorcio, además sería la primera vez que estaría con un hombre, que no era su marido. A la hora indicada lo ve llegar, lucia un impecable traje claro que lo hacia más atractivo aún, también ella estaba radiante, se miraron largamente y entraron a la confitería. Después de varios café, él le propone tomar una copa en otro lugar, ella sugiere ir a su departamento, diciéndole que tiene una botella de champagne en la heladera. Vivía muy cerca de donde estaban, esas pocas cuadras parecían kilómetros.
En sus mentes se sucedían las imágenes, en tanto intentaban disimular la agitación. Una vez en el departamento, comienzan a besarse con desesperación, susurrándole al oído le dice a Eduardo, que se ponga cómodo, pues ella haría lo mismo, pone música y se va a su cuarto, a los poco minutos vuelve ataviada con una bata de seda negra y su cabello suelto, se la veía hermosa, exultante, sexy, se acerco a el, jugando con sus cabellos lo beso largamente, mientras el deslizaba sus manos por debajo de la bata. Separándose un poco de el comenzó a moverse delicadamente al ritmo de la música, al tiempo que dejaba caer la bata dejando al desnudo su bello cuerpo, él, la observó lascivamente y la tomo entre sus brazos para comenzar a recorrer con sus labios ese cuerpo tan apetecible, mientras ella acariciaba su zona más erógena Con la gracia y suavidad de un felino besa ese cuerpo varonil, hasta detenerse en su masculinidad y sorber todo el néctar que manaba del, luego lo sentó en el sofá y se puso de ahorcajada, para cabalgar en tan bello corcel, mientras gemía de placer, le gustaba sentir que dominaba la situación, el tan joven con su sexo tan firme y potente , la volvía loca, así cabalgo y cabalgo hasta agotarse, luego se ubico en el sofá para que su amante la poseyera de pie, pues tanto su portal, como su bello túnel estaban preparados, con su gran humedad para recibir bello ígneo, y entrar en erupción como un gran volcán derramando un rió de lava.

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